sábado, 3 de diciembre de 2016

De críticas a la sociedad y de sociedad a filosofía.

Nadie voló sobre el nido del cuco. Los filósofos mintieron mil y una noches. Nietzsche se echó a llorar. A Platón lo echaron de clase y Sócrates se dejó llevar por los sofistas. Descartes descartó la moral de las ramas del conocimiento, y hoy el árbol yace oculto en alguna caverna a la que una vez llamaron mito. Marx embriaga sus tristezas sobre la tumba del comunismo, y a su lado Kant aún pregunta: ¿Qué podemos esperar? Habermas y Dewey se pasan entre ellos una esfera llamada democracia, que a día de hoy arde cual infierno. Mientras tanto Darwin discute con Frankenstein, éste movido por los hilos de Mary 'Shel'. Hoy Locke cuestiona la experiencia y Spinoza se siente defraudado de la razón. Gasset busca las perspectivas ante una realidad difusa, y Ortega plantea consecuencias nuevas. Plutarco se retuerce recordándose decir: "El cerebro no es un vaso por llenar, es una lámpara por encender." Aristóteles aún le enseña ética a Nicómaco y este ignora a su padre mientras mira la televisión. Vivimos en la sociedad de lo absurdo, donde los filósofos siguen mintiendo y la felicidad y magia que antes solíamos encontrar nos la han robado para ponerlas como artículo de venta. Pero sigamos avanzando, sigamos encendiendo una vez más la televisión, sigamos escuchando lo que nos dicen.

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