domingo, 25 de diciembre de 2016


¿Podemos empezar a amar nuestros cuerpos y dejar de vivir tan al margen de la sociedad? Nuestro cuerpo es el templo donde vamos a vivir toda nuestra vida. Nos llevará, nos traerá de vuelta, cambiará, manejará las sensaciones que quieres provocar en él. Es extraordinario. La sociedad y los cánones no deberían estar al mando de nuestro amor propio, deberíamos enseñar a las futuras generaciones a amarse, querer cada parte de su cuerpo, es la única forma de dejar en el olvido la anorexia, la bulimia, o el estrés social que nos creamos sin querer. ¿Quieres desnudarte? Hazlo, y no hace falta apagar la luz. Disfruta, vístete como quieras y vive una vida sin limitaciones. Come sano y ejercítate por ti, si quieres bajar de peso que sea por ti, y si quieres mantenerte como estás, hazlo, pero siempre amándote, basta de complejos. Nuestro cuerpo es nuestro, y sufre cambios, empieza a amar los cambios. Estamos siempre hundiéndonos, si no es una imperfección facial, es una estría, si no es una estría, es la flacidez, si no es la flacidez es que una zona del cuerpo está más oscura que otra, y si no son los kilos de más. Déjame desmentirte que lo que ves en la televisión es mentira, las cámaras, el maquillaje, el uso de otros modelos y una combinación hacen muchísimo, pero claro, eso no lo ves, y no te lo van a enseñar. Y no culpo al modelo en sí, porque muchas veces están aún más incómodos mientras tachan sus naturalidades para salir en un anuncio que en menos de treinta segundos probablemente creará en más de mil personas los pensamientos de:

Mierda, debería bajar de peso.
Yo querría tener ese cuerpo.
¿Por qué no puedo tener una 90, 60, 90?
Debería dejar de comer.
¿Cómo tiene la piel tan lisa?
Parece mentira, pero es la realidad. Así que, por favor, hagamos una nueva generación donde los cánones queden atrás, que las estrías no sean razón de complejo, ni los kilos de más, tampoco los kilos de menos, la celulitis, las arrugas, en definitiva, que las cosas naturales del ser humano no sean razón de complejo y malestar. Que no existan tallas, porque no somos números, somos seres vivos con sentimientos y emociones, capaces de crear arte y hacer sentir cosas impresionantes. Que no existan miedos, ni tabús, porque no hay nada más placentero que saber disfrutar de tu propio cuerpo y compartir ese don con quien amas. Empecemos a sentirnos orgullosos de cada pedazo de nosotros mismos, de la carne de nuestros muslos, de si las pecas cubren o no nuestro rostro, de los lunares, de las curvas, ya sean abundantes o delgadas, de nuestro cabello, rizado, lacio, grueso, fino.
No escuchéis críticas, el cuerpo humano es precioso.



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