viernes, 9 de diciembre de 2016

Recuerda que para vivir, hay que vivir.

Vivir una vida sin limitaciones, algo así como lo que siento ahora escribiendo mientras me acuno en Stairway to heaven. Vivir sin miedo, sin preocupaciones, sin pensar la misma cosa dos veces, aunque todo esto suene a utopía. Una vida de carreteras difusas, curvas a lo loco, una vida de revoluciones, de manifestaciones. Vida de banderas blancas como símbolo de paz, de banderas rojas, como símbolo de rebeldía y pasión desenfrenada. Una vida llena de besos robados que descontrolen el alma, caricias fogosas, experiencias nuevas, aventuras por segundo, abrazos de más de un minuto y dar la vuelta corriendo sólo a por un abrazo más, porque un minuto no fue suficiente. Sí, parece una jodida utopía, pero aquí la tenemos. Querida yo del futuro, te deseo una vida llena de estabilidad con acordes inestables, que el peligro siempre te lleve a descubrir cosas, te deseo un amor que sacie tu complejidad, que te amen, te acorralen y te devoren. Que te maten, de la manera más hermosa que conocemos. En fin, que vivas y que no te arrepientas de nada. Enamórate perdidamente, lee mucho, vive sin miedo, no des demasiadas explicaciones. Ah, y no dejes de desnudar mi cuerpo antes de irnos a dormir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario